El senador departamental por San Lorenzo Armando Pipi Traferri volvió a ganar una elección, esta vez para ser convencional constituyente de la reforma constitucional de Santa Fe.
Esta vez, la contienda electoral tuvo un rival de fuste como el intendente sanlorencino Leonardo Raimundo, un político cuya hegemonía se extiende desde los últimos 18 años y que se erige como uno de los hombres de referencia del Frente Progresista y el radicalismo dentro de los armados regionales.
El senador departamental acumuló más de 33 mil votos y fue el segundo político más votado en estas elecciones, solo por detrás del gobernador Maximiliano Pullaro.
Esa contundencia se explica y se analiza, en el plano de lo numérico, por una holgada victoria en las localidades periféricas a San Lorenzo, en las cuales se orientó principalmente la campaña del ex intendente y senador desde hace ya varios períodos.
La popularidad de Traferri se explica en el conocimiento del terreno que habita y gestiona, a la vez de ser un hombre de referencia dentro del histórico justicialismo provincial. En su rol político, desde hace tiempo mantiene una importante presencia en las localidades del Cordón Industrial y de la zona interior a la región productiva junto al río Paraná.
También esa extensión de sus mandatos en esta región le permitió así tender buenas relaciones con las entidades sindicales y empresariales, inclusive con el intendente Raimundo, tejiendo ambos sus carreras políticas a la par casi sin confrontamientos a lo largo de las últimas dos décadas.
¿Y la cuestión judicial? Los resultados electorales de los últimos períodos dan cuenta de su nula influencia en los límites del departamento San Lorenzo, más allá de que eso le haya llevado al senador una trascendencia mediática en el ámbito provincial y nacional negativa por los vínculos que el Ministerio Público de la Acusación intenta probar con el empresariado del juego clandestino en la provincia de Santa Fe.
Allí la estrategia de la Fiscalía fue impulsar la responsabilidad de Traferri en la opinión pública rosarina, como si aquello bastase para generar a apenas 20 kilómetros de distancia del Centro de Justicia Penal una suerte de mala imagen.
Es allí donde curiosamente reside la crítica de los medios rosarinos para con Traferri, que no dan cuenta de una realidad que lo ve en el Cordón Industrial como una persona diferente a la que algunos líderes de opinión buscan imponer con sus justas y/o válidas pruebas y acusaciones.
La retórica de la “casta” quedó comprobado que hace poco ruido dentro de la política provincial, y eso opera en beneficio de la construcción política de varios “barones” y “damas” que han sabido aún así mantener su poder sorteando las nuevas definiciones de la discusión nacional.