Las salas de cine viven tiempos de reducción considerable de espectadores, sobre todo si se compara el número de espectadores en general contra los del mismo período de 2023.
Solo en lo que es cine nacional, hubo un derrumbe del 72% en la cantidad de espectadores en este primer semestre. Las 107 películas estrenadas el año pasado tuvieron 844.976 espectadores en las salas, mientras que de las 102 que se presentaron este 2024, las entradas vendidas fueron 235.421.
En general, las salas de cine tuvieron una caída del 32% de espectadores en este primer semestre, según publicó el portal Infobae. Unas 16.454.229 de entradas vendieron los cines entre enero y junio y el 98% optó ver una producción foránea.
El cine es un espectáculo que no escapa de la realidad económica argentina. Este año se vio resentido fuertemente el consumo en todas sus aristas, y con descensos pronunciados en la venta de indumentaria, de artículos de perfumería, inclusive de alimentos de primera marca, la llegada de familias, grupos de amigos, parejas o espectadores en general a las salas también mermó.
Las entradas cuestan entre $6000 y $8000, y un combo de pochoclos con gaseosas hasta $15000, precios que representan casi un aumento cercano al 100% con respecto a finales de 2023.
Pero la comparativa con respecto a lo que es el cine nacional preocupa. Es que este año hubo estrenos “taquilleros”, como los documentales sobre la selección argentina post mundial de Qatar, “Elijo Creer” y “Muchachos”, el re estreno de “Nueve Reinas”, la vuelta a la pantalla grande de Adrián Suar con “Jaque Mate”, y otras películas con muy buena recepción en salas como “Alemania”.
Lo que muestra este 2024 es que los estrenos nacionales no tuvieron grandes lugares en las grandes salas y tampoco se publicitaron en demasía, ya que los cines apostaron por franquicias extranjeras (por citar algunas: Dune 2, Godzilla, Los Cazafantasmas, Furiosa de la saga Mad Max).
Y quizás uno de los grandes problemas que atraviesa el cine nacional sea la incapacidad de poder ubicar las películas en salas comerciales, y apostar cada vez más por estrenos breves y un paso a plataformas casi de inmediato.
El cine no escapa a la recesión económica: si la comida cuesta, la recreación costará el triple en términos de preferencias de las personas. Los productores y promotores conocen esta situación, y así apuestan a un modelo de negocio que prescinde cada vez más de la pantalla grande.