Ante las cámaras, fueron muy pocos los diputados y diputadas que se animaron a dar detalles sobre lo ocurrido este martes por la noche en la Quinta de Olivos, donde el presidente Javier Milei encabezó un nuevo evento donde realizó un asado para casi una centena de invitados, con motivos de celebrar la aprobación de su veto a la reforma jubilatoria del Congreso de la Nación.
Motivos políticos de la reunión, que exceden lógicamente el veto al cambio de fórmula jubilatoria, hay de sobra. El presidente, y el oficialismo, necesitan garantizar que principalmente el PRO y una parte del radicalismo responda ante los requerimientos del bloque de La Libertad Avanza.
Pero desde el aspecto simbólico y “moral”, algo en lo que tanto han hecho hincapié desde el liberalismo, un asado para celebrar una medida que priva a los jubilados de un aumento inmediato parece excesivo. Desubicado si se quiere.
Oscar Zago, uno de los asistentes y referentes de La Libertad Avanza (aunque no sin diferencias con Milei) dijo en una nota saliendo de Olivos que “no hay nada para festejar”. Inmediatamente, en la siguiente pregunta comenzó a enumerar cada una de las achuras que había cenado.
Porque más allá de que la justificación del veto fuese aceptable en términos macroeconómicos, la vulgaridad de invitar a quienes con su voto así lo determinaron parece mucho, más teniendo en cuenta que los jubilados son uno de los sectores que más sufrieron ese ajuste.
¿No era eso lo que venían a cambiar?
Lilia Lemoine, libertaria desde cemento, agregó que “no fue una ostentación”. Justificó esta frase asegurando que pagaron una tarjeta de 20.000 pesos. Cifra menor al aumento que las jubilaciones mínimas hubiesen obtenido si se hubiese aprobado el veto.
Antes de la cena, la diputada del PRO, María Eugenia Vidal, también intentó bajarle el tono a la cena y dijo que “cualquier encuentro que ayude a ponernos de acuerdo sin gritos ni descalificaciones es un buen encuentro”. No ayuda demasiado que las mesas, con los comensales ya listos, hayan sido fotografiadas con vinos de excelente calidad.
Desde donde se mire, la manifestación de un grupo de diputados juntándose a cenar asado un martes a la noche, invitados por el presidente de la Nación luego de vetar un aumento (o cambio, si se quiere) en la fórmula jubilatoria está en el otro extremo de la austeridad que el Gobierno puede llegar a pregonar.