La manifestación de este miércoles 2 de octubre contra el veto a la Ley de Financiamiento Universitario pondrá nuevamente a los estudiantes y docentes en el centro de la escena política del país.
Nuevamente, el Gobierno ha subido al “ring” al universo de personas que trabajan y viven por y para la educación, quienes están reclamando el ajuste presupuestario que genere, por un lado, una recomposición salarial, y por el otro que permita finalizar el año lectivo en las mejores condiciones.
El problema salarial que afrontan los docentes, principalmente de los niveles más altos de la educación pública, no es nuevo, pero sí es novedosa la forma en que el Gobierno Nacional elige confrontar con este sector, amenazando con privatizaciones, recortando becas y fondos para investigaciones, y minimizando públicamente los intereses de gente que reclama por mejores condiciones para trabajar y ejercer un derecho universal a la educación que todos tienen en este país.
La pasada manifestación mostró un importante apoyo popular, y en esa jornada se empezó, en parte, a señalar las graves falencias que muestra el Gobierno en cuanto a su postura combativa contra todo aquello que promueva el “déficit fiscal”.
Sería este jueves el momento en el que el presidente confirme el veto a la ley de financiamiento aprobada en el Congreso, y que preveía una actualización presupuestaria y una revisión salarial bimestral fijada por el IPC.
La “política del veto” muestra una mano dura que el Gobierno, principalmente en la figura de Javier Milei, pretende mantener, y que se valida principalmente en la aprobación de parte del Congreso a la Ley Bases y las famosas “herramientas” que la oposición “dialoguista” pretendía ofrecerle al mandatario.
La semana próxima pasará todo a manos del Congreso. Si se tiene la imagen del último veto a la reforma previsional, ¿coincidirán todos en la misma postura? Los ojos apuntan contra el PRO, el bloque que permitió que el presidente tenga su veto y que les valió a sus diputados una invitación especial al asado de la Quinta de Olivos. Ahora, la postura no parece tan uniforme, por eso se siembran dudas.