Un joven de 18 años fue imputado este lunes por el ataque a un colectivo de la línea 143 negra al que un grupo de adolescentes arrojó una bomba molotov la madrugada del sábado en la zona norte. Al ser detenido llevaba en la mochila una botella con nafta y dos carteles dirigidos al ministro de Justicia y Seguridad, Pablo Cococcioni, con una advertencia por el endurecimiento del régimen de los presos de alto perfil en las cárceles de Coronda y Piñero. Lo apresaron junto a dos chicos de 13 y 15 años que viven en un hogar de menores por disposición de la Secretaría de Niñez provincial.

La audiencia se realizó a la mañana en el Centro de Justicia Penal, casi al mismo tiempo en que el gobernador Maximiliano Pullaro se encontraba con una nueva amenaza escrita durante la reapertura del Registro Civil de Salta al 2700. “Seguiremos manteniendo controlados a los detenidos que cometían delitos desde pabellones de alto perfil. Eso es lo que más molesta”, manifestó el gobernador, en línea con el contenido de los carteles que llevaba en la mochila Agustín Federico H. al ser detenido el sábado.

El fiscal Franco Carbone lo imputó por el delito de incendio agravado por la participación de menores de edad. Solicitó la prisión preventiva del joven por el plazo máximo de dos años, lapso que el juez Carlos Leiva acotó a 90 días. Según planteó en la audiencia, al ser apresado el muchacho gritó: “Ustedes no saben con quién se metieron. Soy el hijo del Cuatrero”, dijo, sin que se haya acreditado aún a quién aludía.

Los investigadores tienen algunas hipótesis sobre quién estaría detrás de los carteles, aunque no se precisaron en la audiencia. Se cree que no alcanzaron a arrojar las amenazas en el siniestro y que además estaban preparando otros atentados. El ataque ocurrió a la 1.40 del sábado. Un grupo de cuatro chicos vestidos con bermudas y remeras oscuras estaba reunido en la parada de colectivos de Rondeau y Nansen, donde uno de ellos le hizo señas a un 143 negro de la empresa Rosario Bus.

“Me hace señas para que detenga la unidad y regresa al grupo. Pensé que se estaban saludando porque formaron una ronda y de repente del centro de ellos sale un fogonazo. Uno arrojó algo sobre el parabrisas del colectivo y de inmediato se prendió fuego”, contó el chofer. Los doce pasajeros bajaron de la unidad ante el temor de que el incendio se propagara hacia el interior del coche, lo que no sucedió. Los agresores se fueron corriendo hacia el oeste por la calle Remedios de Escalada.

En el ataque, tal como fue reconstruido por la Fiscalía, se usó una bomba casera tipo molotov hecha con una botella de vidrio que contenía combustible y un trapo en el pico. El botellazo y el breve incendio provocaron daños en el parabrisas, las escobillas, el cartel luminoso superior y los eyectores de agua del colectivo. En la imputación se planteó que el accionar fue “temerario” y “puso en peligro la seguridad de todas las personas que se encontraban en el interior del rodado”, aunque según la pericia de Bomberos no hubo riesgo de que el fuego se propagara alrededor.

La policía comenzó a recorrer la zona tras el llamado de un pasajero al 911. En Génova y Sabin agentes del Comando Radioeléctrico intentaron identificar a un grupo de cuatro chicos sin remeras que salieron corriendo hacia el sur. Luego siguieron hacia el oeste por Almafuerte y al llegar a calle Formosa, según el parte policial, se dispersaron. En Reconquista y República Dominicana los policías alcanzaron a un chico de 15 años y a Agustín H., el único mayor de 18. De short negro, gorra y sin remera, llevaba una mochila negra con una botella plástica de 3 litros que contenía nafta y otras dos botellas de vidrio vacías, una de vino y otra de sidra. Le secuestraron un celular Motorola con la pantalla estallada y dos trozos de tela.

Además llevaba los carteles con menciones a Cococcioni. Las dos notas contienen el mismo mensaje, sólo que una tiene algunas letras invertidas. Escrita en imprenta mayúscula, la otra dice textualmente: “Cococioni dejá de verdugiarle la visita a los alto perfil. Nosotros los apoyamos pb 1 al 20 Piñero y Coronda ala sur. ATT: RR”.

El muchacho brindó la dirección de un orfanato del centro rosarino. El chico de 15 años apresado junto con él mencionó el mismo domicilio. En tanto que a las 2.15 en Muñiz y Génova fue apresado a otro chico que iba sin remera y resultó ser un adolescente de 13 años que vive en el mismo lugar.

Ante la corta edad de los involucrados, el ministro Cococcioni dijo el domingo que “las organizaciones están reclutando chicos de 12, 14 o 15 años y hay un problema social que es mucho más profundo”, por lo que apuntó al “fortalecimiento de intervenciones barriales”.

En ese punto no deja de resultar llamativo que los chicos involucrados vivan en un hogar de 9 de Julio al 2500, según se consignó en la audiencia, a disposición del Estado provincial. El sábado a la mañana agentes policiales fueron a constatar el domicilio para ubicar a familiares de los menores y así se comprobó que residen en ese lugar a disposición de la Secretaría de Niñez.

Ante la consulta policial, una responsable de la institución reveló que la noche anterior los dos menores habían salido en compañía de otro chico de 16 años que regresó solo, alrededor de las 2.30, y contó que los otros dos “iban a tirar una bomba molotov”, que tenían que “buscar un dinero” y que él los había acompañado. El adolescente fue traslado a una comisaría para una requisa personal y en la imputación fue mencionado como otro de los jóvenes presentes en el lugar del siniestro.