Con esta frase definió un empresario al polémico dirigente de la Uocra Rosario y San Lorenzo, “era imposible seguir, la sociedad con los barra bravas, terminó por distorsionar todo lo que existía”.
La aparición de carteles artesanales pintados en aerosol, pidiendo por su regreso, no hacen más que agregarle una nota grotesca, a uno de los tantos personajes oscuros que pululan alrededor del poder. La historia de Carlos Vergara, dentro del gremialismo más específicamente en la Uocra tiene más de 50 años.
Cercano a Gerardo Martínez surgió a la opinión publica cuando en 2017 fue designado interventor de la seccional de La Plata, dirigida entonces por el polémico “Pata” Medina, encarcelado, procesado, juzgado y sobreseído en noviembre de 2023 por falta de merito. Vergara es definido como un “bombero” de Martínez, que aparte de “apagar incendios, a veces los provoca, los apaga y se queda con el agua que sobra”.
En 2019 llega a la Uocra Rosario igual que a La Plata, y pone especial foco en San Lorenzo y zona, por las empresas y el desarrollo que tiene el complejo agro-exportador energético a orillas del rio Paraná, el nivel de ingresos y la dinámica económica que esto trae a la región.
Siempre acompañado de seguridad propia, inclusive en los accesos a las sedes gremiales, Vergara desplegaba su poder sin estridencias ni altavoces, pero marcando su presencia.
Electo y ratificado en 2022 al frente de Uocra Rosario, la interna con su adjunto Sixto Irrazabal, no encontró fin, muy por el contrario se torno mucho más cruenta y virulenta. La pelea por el control de las obras, se distinguía con claridad, banderas de “Uocra presente” de distintos colores indicaban la territorialidad de cada uno, y el control del emprendimiento o la zona.
La exteriorización pública de grupos o jefes de barras bravas o delitos ligados a la narcocriminalidad, como extorsiones, balaceras, terminaron por ponerle la cereza a un postre que de por si venia muy cargado. La presencia del jefe de la barra brava de Central Andrés “Pillin” Bracamonte en San Lorenzo y zona, a mediados de 2023, no paso desapercibida, sus rondas de café, almuerzos o cenas, en los locales mas característico de la región trajeron una nueva preocupación a empresas y desarrolladores, que entendían que la presión lejos de bajar iría en aumento.
El negocio de la viandas y los baños químicos.
La provisión de viandas a las obras en construcción o empresas que necesitan mantenimiento y obras permanentes como los puertos, y por añadidura afiliados a la Uocra, es un negocio jugoso que lleva años.
Durante mucho tiempo fue cautivo del gremio, los ganadores eran pocos y el retorno grande, cansadas las grandes empresas, el gremio no tuvo más remedio que permitir que se presentaran 3 o 4 ofertas distintas, para que puedan ser elegidas libremente por los contratantes.
Los precios, los plazos de pago, fueron liquidando a los pequeños prestadores que ahogados por la inflación, los problemas judiciales y las atenciones a los gestores, fueron cayendo uno a uno, hasta quedar en manos de pocos.
El mar de mojarritas, paso a ser una pileta de tiburones
Vergara tenía su “preferido” alguien viejo en bares, que ya estuvo en crónicas pasadas por el tema Paula Perassi, mejoró notablemente su nivel de vida, hasta parecerse a “meteoro” con su auto de carreras.
Un par de empresas rosarinas completan el cuadro, siempre con el aval gremial que deja muy poco margen al resto. Los baños químicos son otro negocio similar, es imposible pensar que en una obra u edificio los trabajadores no los tengan.
La codicia lo llevó a traspasar cualquier límite, a no estar conforme con “ser parte”, armo las propias controladas, así también como tener a su hijo y los de sus socios como empleados rentados sin concurrir, algo que en San Lorenzo resulta común, el hijo de secretario general de Sitram hace años que no se presenta a trabajar en su puesto municipal.
Los más de 50 millones de pesos secuestrados en noviembre pasado en uno de los allanamientos sin justificación, no hacen otra cosa que demostrar que sus intereses están lejos de los trabajadores que son solo un vehículo para otro tipo de negocios.