ATE paró en todo el país y en Rosario se realizó una radio abierta en la sede sindical. Exigieron que el gremio a nivel provincial pelee contra los despidos y por salarios dignos, señalaron el carácter desintegrador del gobierno de Milei y denunciaron los ajustes de Pullaro y Javkin.
La lluvia empujó el cambio de lugar pero no la suspensión de la jornada. Con un salón Héctor Quagliaro lleno, trabajadores y trabajadoras de distintos niveles y sectores expresaron sus realidades. Hubo presencia de gremios y organizaciones hermanos como La Bancaria que juntó firmas contra la privatización del Banco Nación, Camioneros, APDH, FOL y COAD, este último también de paro junto a toda la docencia pública.
A diferencia de las primeras protestas contra las medidas regresivas del gobierno nacional la radio abierta mostró más dosis de fuerza que de angustia. El diagnóstico de empobrecimiento y precarización del trabajo y la vida, se repitió en todos los discursos.
“El 70% de las y los estatales estamos por debajo de la línea de pobreza y tenemos compañeros debajo de la de indigencia. Tocamos fondo y los paritarios provinciales miran para otro lado. Aun no hay formalmente, o no nos han notificado, que haya habido convocatoria paritaria provincial. Nos adeudan lo del 2023 y, primero, el gobernador Pullaro desconoció lo que nos debía porque lo firmó otro gobierno”, recordó la secretaria general de ATE, Lorena Almirón.
“Hoy nuestro sindicato debería estar parando en todos los niveles, porque hay despidos, porque la paritaria que se conoce es una miseria”, criticó sobre la ausencia de la dirección provincial del gremio en las protestas. “Necesitamos un paro general, porque el gobierno de Javier Milei nos odia, nos quiere eliminar y quiere dejar a la población sin derechos. Es una pelea de todos y todas”, sostuvo.
La patria no se vende
Betriz Introncaso, secretaria general de COAD (docentes e investigadores universitaries) saludó la medida estatal e invitó a la clase pública que, más tarde, se daría en la Facultad de Derecho. Contó sobre el “ajuste brutal” con fuertes recortes presupuestarios “que afecta gasto de funcionamiento de las universidades, becas y comedores universitarios”. Apuntó que el gobierno ve “la educación como servicio y no como derecho y nos quiere declarar esenciales sólo para limitar el derecho a huelga”.
Fernando Peyrano, secretario adjunto de ATE Rosario y paritario de Fabricaciones Militares, denunció que “quieren una paritaria sin ATE”, y consideró que “no hay paritaria que vaya a soportar esta devaluación”. Expuso que se multiplica la realización de listas negras y persecución interna en el Estado. “Se repite lo del macrismo: no se preguntan cuánto producir, sino definir a quienes echan en la próxima tanda”, caracterizó su compañero de sector y secretario de Organización de la seccional, Nahuel Garay.
Desde sectores como CONICET, Marianela Scocco señaló que hay ámbitos donde ni siquiera hay designado director y no hay ni a quien llamar para arreglar lo que se rompe. “Esto pasó en los 90, hay personas a las que les cambiaron contrato de un año a tres meses”. En Vías Navegables no hay órgano de control, hay ratas, víboras y roedores en el edificio donde se turnan para ir a trabajar. “Estamos firmando nuestro acta de defunción con esta dinámica”, dijo Griselda Gianni.
A nivel municipal la cosa no está mejor: “el ejecutivo nos quita cada semana más derechos en materia de condiciones de trabajo”, planteó Emilio Crisi. El sector que cerró con un desfasaje del 70% el 2023 respecto a la inflación ya acumuló casi 40 puntos de pérdida el primer bimestre de 2024. Fustigó respecto a la paritaria: “permanecer persignándose frente a la patronal no le sirve a los trabajadores sino a un puñado de dirigentes”.
Durante la plenaria tomaron la palabra una quincena de personas. A nivel provincial, se destacó la preocupación por los bajos salarios, la creación de cargos, infraestructura y seguridad. Quizás los casos de Niñez y del SEDRONAR (organismo nacional) sobre las condiciones laborales, expusieron la precariedad total en la que determinados sectores, incluso profesionales, atienden a poblaciones muy vulnerables.
Detallaron desde falta de elementos básicos como papel higiénico, pasando por el cobro de 106 mil pesos mensuales mediante una beca a modo de salario, a la incertidumbre total sobre la continuidad no solo del trabajo sino del seguimiento a las infancias y juventudes en desprotección.
“Somos clase trabajadora, vivimos de nuestro trabajo, nadie nos regaló nada y todo lo que logramos es gracias a la lucha. Una lucha que no es en soledad, es con otros sindicatos, con los barrios, con los trabajadores, con las organizaciones sociales, los estudiantes”, arengó Almirón.
Quizás sintetizando una buena parte de los sentipensares, Mariana Elizondo, del INTI, expresó: “aún estamos ardidos de los golpes del macrismo y es difícil sostener la fuerza para mantenerse en las calles como sabemos que debemos mantenernos y darle ánimo a los compañeros para que no bajen la cabeza. Lo que nos queda es pensar que nuestro trabajo son los derechos de los otros que aún están peor que nosotros y necesitan de nosotros. Soy una orgullosa trabajadora del Estado”.