Cooperativas y mutuales argentinas rechazaron la apertura de importaciones y advirtieron que la medida es “un golpe devastador para las economías regionales y para el tejido productivo y social argentino”.
En un comunicado de la productora de alimentos La Nueva Argentina –al que adhirieron decenas de cooperativas, mutuales y asociaciones de las provincias de Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires y entre Ríos– este sector rechazó la llegada de alimentos fabricados en el exterior, al tiempo que cuestionó otras medidas llevadas adelante por el Gobierno de Javier Milei.
“La eliminación de la Ley de Abastecimiento allanó el camino para que las grandes corporaciones alimenticias dicten sus propias reglas sobre los precios, desencadenando un vertiginoso proceso inflacionario que ha erosionado rápidamente el poder adquisitivo de los salarios, lo que a su vez ha llevado a una drástica caída en el consumo. Lejos de corregir las causas del problema, ahora se pretende profundizar con un falso pretexto de ‘libre competencia’”, advirtieron los cooperativistas.
El sector entiende que la apertura de importaciones “licuará aún más” las capacidades productivas y laborales de las economías regionales, y denunciaron: “Esta medida no solo favorece a las multinacionales en detrimento de los productores locales, sino que también socava los cimientos mismos de nuestra seguridad y soberanía alimentaria”.
Las cooperativas firmantes aseguraron que los antecedentes históricos de apertura de importaciones fueron “desastrosos” para las economías regionales, y mencionaron que los países desarrollados “gestionan su comercio exterior de manera responsable, protegiendo los intereses de sus productores y trabajadores”.
En los primeros días de marzo los precios de los alimentos subieron considerablemente, por lo que el ministro de Economía, Luis Caputo, mantuvo reuniones referentes de la industria alimenticia y con representantes de cadenas de supermercados. Se sospecha que en los encuentros no se llegó a un buen puerto, ya que el Gobierno decidió abrir las importaciones de productos que componen la canasta básica, con el objetivo de controlar la inflación.