El progreso y los cambios de paradigma respecto de la utilización de los recursos naturales, ha traído nuevas formas de resolver los servicios básicos necesarios para la supervivencia.

Paneles solares para generar energía, calefacción, nuevos materiales de construcción amigables con el medio ambiente y de rápida construcción, van cambiando un panorama que parece no tener techo.

Se puede “imprimir” una casa o un auto o cualquier tipo de objeto que se necesite, sin necesidad de recurrir a diferentes proveedores.

El agua potable es un insumo imprescindible para la vida, no se pudo, ni se puede ni podrá ser reemplazada, el cuerpo humano mismo tiene un alto porcentaje de agua.

En el año 1995 en plena ola privatizadora del país, en Santa Fe y mediante la ley 11.220 se tomó la decisión de privatizar el servicio de agua hasta ese momento DIPOS. El comprador fue el Grupo Francés Lyonnaise Des Eaux, con una particularidad bastante llamativa, ya que solo 15 ciudades (de las 365 localidades de la provincia) pasaban del ámbito público al privado.

La cuenta es sencilla, si nuestra provincia tiene 365 municipios y comunas, y solo 15 ciudades están contenidas en esta empresa, primero privada y luego como sociedad anónima del estado, que brinda el servicio de aguas y acueductos a dos tercios de la población de la provincia, ¿el tercio restante como hace?

Desde aquel momento hasta hoy han ocurrido y siguen ocurriendo cuestiones muy complejas, algunas de ellas que ponen al límite el suministro.

Las paradojas e incongruencias surgidas luego de la venta de la empresa continúan hasta estos días, después de casi 30 años de aquel 1995.

Si tomamos el río Paraná como vector y proveedor del insumo principal de la empresa, dentro de las 15 ciudades de ASSA están Rosario, Villa Gobernador Galvez hacia el sur y al norte Granadero Baigorria, Capitán Bermúdez y una parte de la ciudad de San Lorenzo.

Otras como Fray Luis Beltrán y Puerto San Martín, separadas por límites imperceptibles sobre la Ruta 11 quedaron fuera de la empresa, además de un caso paradojal, una parte de la ciudad de San Lorenzo, específicamente Barrio Bouchard, no es servido por ASSA, sino que funciona a través de una cooperativa que presta un servicio caótico y deficitario de forma permanente.

Basta repasar archivos y notas periodísticas de medios y portales de la región para observar los constantes reclamos y problemas financieros que tiene la citada cooperativa.

Hace pocos días noticiasmas.com.ar, publicó una nota sobre la grave situación que atraviesa en este momento la nueva gestión de la Cooperativa de Aguas de Barrancas, con una deuda superior a los 20 millones de pesos.

Esta semana comenzó con un fuerte reclamo del Intendente de Fray Luis Beltrán Mariano Cominelli, solicitando ayuda urgente al Gobierno Provincial, respecto del grave estado financiero y operativo en el que se encuentra la Cooperativa de Agua de la ciudad, no solo en lo financiero, sino también en la calidad del servicio.

Este medio pudo obtener datos concretos sobre los bajos índices de cobranza del servicio que estaría alrededor del 30% sobre el total facturado, hecho que lo torna casi inviable.

Más de 4000 clientes reciben el servicio por parte la Cooperativa, pero solo algo más de 1000 abonan el servicio en término.

Hay muchas más comunas y municipios con servicios prestados por cooperativas que se encuentran con problemas económicos y financieros de todo tipo, además de tener en algunos casos graves denuncias por la calidad del producto.

Ahora bien, ¿qué ocurrirá cuando termine de estallar el sistema de cooperativas? ¿Qué hará el ENRESS (Ente Regulador de Servicios Sanitarios) frente a este problema que crece día a día?

El Gobierno provincial deberá laudar de forma definitiva en esta situación que más temprano que tarde será un problema generalizado de un producto insustituible para la vida.