Un niño de nueve años de edad se encuentra internado en terapia intensiva en el Hospital Rawson de Córdoba, luego de morder un explosivo pirotécnico en la noche del 24 de diciembre.
La mamá de la víctima declaró que “el chico nos dijo que era una bolita de plástico que estaba tirada”. En un acto lógico de la niñez, el niño lo llevó a su boca y allí explotó.
En el nosocomio cordobés fue intervenido quirúrgicamente por fracturas en su mandíbula, mientras su paladar debió ser reconstruido en las últimas horas. Se espera que en la brevedad vuelva a ser operado con el fin de reconstruir su rostro.
El gravísimo hecho muestra la gravedad y peligrosidad que exhiben este tipo de elementos en las fiestas de fin de año, sumamente prohibidos en la gran mayoría de las localidades, tanto en su uso como en su comercialización.