El suicidio es una de las principales causas de muerte de los jóvenes de entre 15 y 29 años de edad en la República Argentina, según un informe publicado por el Ministerio de Seguridad, luego de un relevamiento realizado con respecto a esta problemática durante el año 2023. 

En ese período se registraron 4197 suicidios, constituyendo el 38,1% de las muertes violentas, superando a los accidentes de tránsito, responsables del 35% de las muertes y a los homicidios dolosos (18%). 

El 47% de los casos corresponden a víctimas que tenían entre 15 y 34 años de edad. 2 de cada 3 casos ocurrieron en un domicilio particular, y los horarios de mayor cantidad de hechos fueron los domingos y los lunes, preferentemente entre las 9 y las 18 horas. 

La tasa de suicidios del año 2023 a nivel nacional fue de 9,8 cada 100.000 habitantes. En la provincia de Santa Fe, la realidad indica que la cifra es superior a la media, con 11,4% cada 100.000 habitantes.

Más preocupante aún es el dato en las cifras jurisdiccionales, donde el departamento San Lorenzo registró una tasa 50% superior a la nacional, por encima de los 14,5 casos por cada 100.000 habitantes.

Esta información proviene del Sistema Nacional de Información Criminal (SNIC) que fue consolidado y procesado por el equipo de la Dirección Nacional de Estadística Criminal (DNEC). En particular, se presenta y analiza la información aportada por el módulo del Sistema de Alerta Temprana sobre Suicidios (SAT-SS), cuya base de datos fue publicada por primera vez en noviembre de 2021.

Dicho informe presenta una serie de recomendaciones a la hora de prevenir hechos de este tipo, del cual repercute cada vez más su “alcance colectivo como problema sanitario y social”, son la de reconocer los signos de aislamiento como persistencia de ideas negativas; dificultad para comer, dormir y trabajar; desesperanza; llanto inconsolable y repentinos cambios de conductas.

La perspectiva con la que se abordan los hechos de suicidio ha cambiado en los últimos años. En las agendas mediáticas, hablar de esta problemática requiere de un abordaje desde la prevención, orientación y disminución de riesgos, más aún desde la comprensión de un hecho que se encuadra en un acto individual pero que tiene sumas implicancias colectivas, principalmente familiares. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en el mundo se suicidan cerca de 700.000 personas por año, y que esta modalidad se encuentra entre las principales causas de muerte en todo el mundo, con más muertes por suicidio que por malaria, VIH/SIDA, cáncer de mama,guerras u homicidios. 

Las consecuencias de este fenómeno no se limitan a la pérdida de una vida, sino que impacta profundamente y durante mucho tiempo en las personas que integran el entorno significativo de la víctima (familia, pares y comunidad). Según la OMS, a nivel mundial hay indicios de que por cada adulto que se suicidó hay más de otros 20 que intentaron suicidarse. Conocer y tener en cuenta la morbilidad del fenómeno es un aspecto primordial para desarrollar acciones de prevención del suicidio.