Donald Trump asumió este lunes un nuevo período como presidente de Estados Unidos y sus primeros anuncios fueron sumamente conflictivos, principalmente en lo que hace su política exterior con los países vecinos y, sobre todo, con el gobierno chino.
En sus primeras declaraciones, prometió cambiar el nombre del Golfo de México a “Golfo de América”, e insistió con la “devolución” que debe hacer el Canal de Panamá en el país centroamericano.
También, y quizás su intención más polémica, prometió aranceles de un 25% a los productos que provengan de México y Canadá, siendo este un preanuncio del fin del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, el antiguo Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Para poner en contexto, el 80% de las exportaciones mexicanas son con Estados Unidos, prácticamente igual a las de Canadá, un 76%.
Según palabras de Trump, esto estará vigente desde el primero de febrero, lo que significaría un cambio sumamente importante en el comercio internacional, muchísimo más aún si extiende esos aranceles hacia los productos chinos, algo que daría inicio a una guerra comercial que modificará el panorama logístico y mercantil en todo el continente.
Sin dudas que la llegada de Trump, al menos desde sus primeras declaraciones, marca el inicio de lo que puede ser una posición más beligerante de Estados Unidos en pos de priorizar sus intereses comerciales y geopolíticos.