Familiares del personal de Gendarmería Nacional Argentina protagonizaron una medida de fuerza este caluroso lunes por la mañana en el Monumento a la Bandera de Rosario, en reclamo de mejoras salariales para el personal de guardia de frontera, hoy avocado casi en su integridad al combate de la inseguridad en diferentes regiones del país.
Un puñado de padres, madres y parejas del personal de Gendarmería se autoconvocó tanto en el monumento rosarino como en el Edificio Centinela, sede oficial de la fuerza en Capital Federal ubicado en Avenida Antártida Argentina al 1400.
El reclamo es por aumentos salariales, una lucha histórica de las fuerzas de seguridad nacionales, muchas veces utilizadas como brazo ejecutivo de políticas sensacionalistas en la lucha contra la “inseguridad” y mediante discursos de mano dura, pero pocas veces remuneradas cómo debería corresponderse ante la necesidad de realizar una tarea que muchas veces excede su formación por la lógica de la profesión de gendarme.

Según publicó el medio La Política Online, el pasado viernes la ministra de Seguridad, Patricia Bullrrich, había firmado un incremento salarial del 5% aplicable en el mes de marzo, luego de que la posibilidad de una especie de medida de fuerza por parte de la Gendarmería y otras ramas de injerencia nacional como la Policía Federal y la de Seguridad Aeroportuaria estuviese ya germinada y con fecha para este lunes.
Pero ese incremento no alcanza para cubrir básicos, en algunos casos, apenas superna los 600 mil pesos, según publicó el citado medio. Cabe destacar que la gran mayoría de los gendarmes afronta viajes a zonas conflictivas con regularidad debido a la modalidad en que tienen sus francos, los que pocas veces cumplen el doble de las jornadas de servicio prestado.
En ese contexto, el reclamo existió y, pese a que no alcanzó el tenor que hubiese significado un “paro” de las fuerzas de seguridad que en varias oportunidades son las encargadas de reprimir manifestaciones de otros sectores con el fin de mejoras salariales, manifiesta un malestar en un organismo clave para las políticas de seguridad interior que impulsa la ministra Bullrich.
Foto portada: Maxi Klansej / LT8